Considerado uno de los compositores más prolíficos, presente en el panorama de la música de concierto en el país, y con mayor proyección internacional, Manuel M. Ponce, quien nació el 8 de diciembre de 1882, fue llamado el “padre del nacionalismo musical mexicano”.
Originario de Fresnillo, Zacatecas (1882 - 1948), entre sus mayores aportes destaca haber sido uno de los primeros compositores de música clásica en incorporar la tradición popular en sus obras. Entre sus piezas más interpretadas se encuentra Estrellita y aún más se le atribuye la autoría de la popular canción Las mañanitas.
Desde niño, Manuel M. Ponce dio muestras de una gran facilidad para la música. A los nueve años compuso su primera obra pianística, formó parte de un coro infantil y fue organista en el Templo de san Diego en Aguascalientes. En 1900 se trasladó a la Ciudad de México para ingresar en el Conservatorio Nacional de Música y en 1904 viajó a Europa, donde estudió con Luigi Tochi en Bolonia y con Martin Krauze en Berlín.
De regreso a México, en 1912 estrenó su Concierto para piano y orquesta con la Orquesta Sinfónica de México, dirigida por Julián Carrillo. Dos años después apareció su Álbum de canciones mexicanas, basado en piezas populares que fue recogiendo del interior del país. La más famosa sería Estrellita, compuesta en 1912 y cuya popularidad persiste hasta nuestros días.
En 1915, por sus ideas políticas viajó a La Habana, donde vivió dos años y se dedicó a la crítica musical en varios periódicos. Su interés por la música popular cubana lo condujo a componer la Suite cubana y su Sonata para violonchelo y piano. De vuelta a México en 1917, dirigió a la Orquesta Sinfónica Nacional durante dos años y en 1921 compuso un ambicioso tríptico orquestal titulado Chapultepec.
A los 43 años viajó a Europa donde se matriculó en la Escuela Normal de Música de París y tomó clases con Paul Dukás, también entabló amistad con el guitarrista español Andrés Segovia, quien lo llevó a cambiar su lenguaje musical y abandonar el estilo nacionalista.
Obtuvo la licenciatura en composición en 1932, a los 50 años de edad, y armado de nuevas ideas y de un nuevo lenguaje, volvió a México ese año y fue nombrado director del Conservatorio Nacional de Música. Ponce compuso para diversos instrumentos, no sólo para piano, pues a lo largo de sus viajes estuvo en contacto con otros músicos y tuvo especial gusto por la guitarra.
Su amistad con Segovia redundó en una serie de obras guitarrísticas dedicadas al gran artista español, como Variaciones sobre la Folia de España, de 1929, las sonatas y el Concierto del Sur para guitarra y orquesta, estrenado por Andrés Segovia en Montevideo en octubre de 1942.
Entre sus obras sinfónicas destaca también su Concierto para violín y orquesta que escribió y estrenó en 1943 con el violinista Henryk Szeryng y la Orquesta Sinfónica de México, bajo la dirección de Carlos Chávez. Miembro titular del Seminario de Cultura Mexicana desde 1942, tres años después fue nombrado director de la Escuela Nacional de Música. Por sus aportes a la docencia y la composición recibió en 1947 el Premio Nacional de Ciencias y Artes. Ponce falleció el 24 de abril de 1948 en la Ciudad de México.
En 2018 el INBAL recordó el 70 aniversario luctuoso del compositor zacatecano con la primera grabación mundial del Concierto romántico para piano y orquesta, además de una serie de charlas y conferencias en diversos recintos del país.
El concertista de Bellas Artes, Sergio Ortiz, violista de profesión y especialista en la obra de Ponce, considera al zacatecano “uno de los cuatro pilares de la composición musical mexicana de concierto”, junto con Julián Carrillo, Carlos Chávez y Silvestre Revueltas. “Manuel M. Ponce es el iniciador de una búsqueda por la identidad nacional en materia musical, de una manera más metódica que sus antecesores”, expresa el instrumentista.
Por su parte, Rodolfo Pérez Berrelleza, guitarrista e investigador, al destacar la obra para guitarra de Ponce señaló: “Enriqueció el repertorio de ese instrumento; fue uno de los autores más influyentes en el desarrollo de una estética particular que lo distingue de sus pares de esa época y que hoy no ha pasado de moda. ‘En los concursos internacionales de guitarra o en los programas de concierto de los mejores guitarristas del mundo, siempre está presente su obra. Realmente marcó un paradigma en el repertorio de ese instrumento en el siglo XX”.
Fuente: inba.gob.mx